1) como se monta la nata. Es una cosa básica para la repostería y tu madre puede sacarte de dudas. Si tu nata no se monta como debería prueba a meter el recipiente en el cual la montas en la nevera para que esté igual de frío que la nata. Incluso puedes meter las cuchillas de la batidora. Asegúrate de que todo está muy seco y prueba a trabajar la nata, verás cómo queda muy bien montada.

2) Conseguir bizcochos que aguanten más tiempo frescos. ¿Te encanta el bizcocho, pero se te reseca al segundo día incluso si lo tapas? El truco para esto es muy fácil, si te fijas en cómo tu madre lo prepara seguro que te darás cuenta de que añade un ingrediente que, generalmente, no está en la lista, una pizca de sal. La sal atrae la humedad y esta humedad ayuda a mantener fresco el dulce.

3) Y que estos bizcochos sean los más esponjosos. ¿Los bizcochos de tu madre son muy esponjosos y tienen el doble del tamaño del tuyo? Quizás hayas pensado que sea porque le añade más levadura de la que te dice y hayas probado así sin éxito. Y es que, si le preguntas, te contará que el truco no está en añadir ingredientes, sino en la forma en la que mezclas los que tienes. Para empezar, tamiza la harina para que coja aire. También es importante que separes las claras de los huevos de las yemas. Bate las yemas con el resto de los ingredientes y las claras a parte hasta que estén a punto de nieve. Añádelas a la masa con movimientos suaves y muy envolventes. La masa estará muy oxigenada y el bizcocho saldrá esponjoso y alto como te gusta.

4) Las cebollas caramelizadas… no llevan caramelo. Seguro que has pensado alguna vez en lo deliciosas que son las cebollas caramelizadas y en hacerlas en tu casa para acompañar alguna receta. Y seguro que has pensado en que tal vez no sean muy sanas ya que deben de llevar azúcar para darles ese color y sabor. Tu madre podría explicarte que las cebollas caramelizadas no llevan ni una pizca de azúcar añadido. Para hacerlas solo debes de cortar varias cebollas en tiras (se reducirán mucho al cocinarse) y ponerlas a fuego medio con un poco de aceite de oliva. Cuando comiencen a dorarse baja el fuego y mantenlas a fuego muy bajo hasta que estén hechas. El truco, elegir cebollas de la variedad cebolla dulce, verás que delicia.