El otro día tuve que esperar un buen rato en el autobús y me fijé en la publicidad de la marquesina: era un anuncio de ropa interior femenina protagonizada por una chica que no tenía nada de modelo… de lo que siempre se ha vendido por modelo: una chica muy esbelta, alta y con curvas, pero sin pasarse. La chica de la marquesina tenía curvas, no estaba demasiado delgada y tenía un rostro normal y corriente, no la típica mirada felina de las modelos de las revistas. ¿Está cambiando la publicidad?

Todo está cambiando y la publicidad se adapta a ello. Esa ha sido la razón de siempre de la publicidad Este sector siempre va por detrás de la sociedad: se fija en lo que interesa, en los sueños y las proyecciones de los consumidores y los trata de reflejar en sus campañas para hacer más deseables sus productos. La moda es un ejemplo de ello y estas campañas en las que se usan modelos no profesionales podrían marcar el futuro.

Y es que la relación que tenemos con nuestro propio cuerpo también está cambiando. Los tabúes van desapareciendo y no existen tantos prejuicios. Los tratamientos estéticos ayudan cada vez a más personas, solventar un problema de acúmulos grasos está al alcance de cualquiera. No es como antes cuando las personas que se sometían a una operación estética se avergonzaban: en algunos caso ahora es al contrario: hasta lo anuncian en sus redes sociales. 

¿Entonces, nos aceptamos mejor o no? En el siglo XXI, el aspecto físico sigue siendo muy importante, tal vez incluso más, pero ahora existen más mecanismos para lograr sentirnos completamente satisfechos de nuestro cuerpo, también porque respetamos más la diversidad. Aceptar nuestro propio físico es el primer paso para sentirse más a gusto con uno mismo. Pero por otro lado ya no existen tantos reparos en poner los medios pertinentes para sentirnos mejor: si queremos hacer desaparecer unos acúmulos grasos, ¿por qué no hacer una liposucción? La publicidad se está encargando de reflejar esta nueva realidad en la que cada persona puede sentirse modelo.