La radiación solar y las altas temperaturas no son una amenaza pequeña en Madrid. En veranos especialmente secos, las temperaturas promedian los 25ºC durante los meses más calurosos del calendario, y uno de los mayores perjudicados durante esta época del año son los vehículos.

 

Un elevado porcentaje de los parkings Madrid centro están al aire libre, y aunque muchos están equipados con marquesinas, arboledas y otros elementos que proporcionan sombra, son insuficientes para garantizar la protección de la pintura, la tapicería o el salpicadero, sin mencionar componentes susceptibles a las temperaturas elevadas, como la batería o el sistema de frenado.

 

Para evitar daños, se recomienda el uso de productos capaces que bloquear y refractar la luz eficazmente. En primer lugar, la funda para el coche permite amortiguar la acción de los rayos solares en la totalidad del vehículo. Aunque la colocación de este accesorio después de aparcar puede ser una molestia, es la mejor opción si el vehículo permanecerá expuesto durante varias horas.

 

Otra compra obligada en época estival es el parasol, un accesorio más práctico y manejable que la funda para el coche, si bien aporta un menor grado de protección. Por lo general, su superficie se limita a abarcar las dimensiones de la luna delantera y trasera del vehículo. También pueden instalarse en la cara interna de las ventanillas, con el objetivo de prevenir que la radiación impacte sobre la tapicería y los accesorios de goma presentes en la cabina.

 

Por último, aumentar la regularidad de los lavados del coche evitará la acumulación de polvo, arena y otras partículas, capaces de actuar como lupa y de deteriorar el metal de la carrocería.

 

Como es lógico, estacionar en parkings subterráneos o cubiertos permite eliminar cualquiera de los riesgos asociados al calor, así como la necesidad de adquirir estos accesorios. Cuando aparcar en estas plazas no sea posible, se aconseja aprovechar las marquesinas y evitar los árboles resinosos.