Todavía me siento orgulloso de ella: la miro y me digo que hice un gran trabajo, un trabajo que duró años. Empezó a finales de los 90 y terminó cuando completé la Universidad. Fue en aquel momento cuando consideré que su momento había llegado y busqué otra. Pero ya nunca nada fue igual con las siguientes. Aquella fue la mejor… Hablo de mi carpeta. Porque en mis años de universidad, mi carpeta no era un mero compartimento para los apuntes, era una declaración de intenciones, una pequeña obra de arte surgida del azar.

No recuerdo cuando llegaron exactamente los primeros rotulos autoadhesivos a la carpeta. Me gustaría saber cuál fue exactamente el orden en el que se colocaron. Porque cada rótulo, cada pegatina y cada foto es el testimonio de un momento concreto. Al principio pegaba algunos logos de marcas, luego llegaron las referencias musicales y, después, algo de ironía o qué sé yo. Si en mis manos caía una pegatina infantil y me parecía lo suficientemente escandalosa la ponía. Recuerdo hasta llevar las caras de alguno de los más bizarros concursantes de Operación Triunfo porque regalaban pequeñas pegatinas de ellos comprando unos chicles.

No recuerdo que nadie se refiriera nunca directamente a mi carpeta. Es más que probable que les pareciera ridícula, con tantos rotulos autoadhesivos y tantas tonterías, sobre todo al final. Pero a mí no me importaba. En los últimos años de Universidad ya me guiaba para decorar la carpeta por una cuestión puramente estética. No importaba de qué fuera la pegatina o la foto, sino los colores y el estilo.

Por supuesto, este cariño que le tenía a la carpeta procedía también del tiempo que llevaba con ella. Había pasado más tiempo con aquel trozo de cartón y plástico que con cualquier chica… así que teníamos una sintonía considerable.

Hace tiempo abrí un armario buscando una cazadora perdida y allí la descubrí. Vacía, sin ningún papel ni documento dentro, delgada como el día que la compré, pero todavía decorada como la dejé cuando tocó su jubilación. Un recuerdo que mantendré de un tiempo fantástico.