Los productos congelados para bares ofrecen a este tipo de negocios una serie de ventajas muy interesantes que pueden ayudarles a contar con una carta mucho más estable, con precios fijos y con una cocina de calidad sin precios desorbitados.

Usar productos congelados no quiere decir que haya que prescindir necesariamente de los frescos, pero estos pueden reservarse para platos especiales o incluso para una sección especial de la carta. Los productos frescos no siempre están disponibles y depender de ellos obliga a hacer variaciones en el menú y a cambiar precios a diario, lo que no es muy operativo para el negocio y puede acarrear muchas quejas de los clientes.

Los productos congelados garantizan que la carta siempre pueda tener una serie de productos fijos de los que va a haber cantidad suficiente. Se evita así el tener que decirles a los clientes que no está disponible parte de la carta, con las decepciones que eso conlleva.

El descongelado rápido, realizado correctamente, permite que estos productos puedan cocinarse y resultar deliciosos, casi tanto como los comprados del día y de forma inmediata. Incluso hay productos que se pueden cocinar directamente congelados, sin que haya un proceso previo de descongelado, como es el caso de los que se consumen fritos.

El congelado siempre está al mismo precio, por lo que es mucho más fácil llevar la economía del local y ofrecer un servicio estable, por ejemplo, con menús del día siempre al mismo precio y que puedan contar con una gran variedad de opciones.

El truco para que el cliente siempre esté contento con los congelados es adquirirlos de gran calidad y con todas las garantías, evitando productos a granel o de los cuales desconocemos su origen. Comprar una gran marca que tenga nombre y prestigio será una buena garantía de que el producto es bueno.

También es importante no mentir al cliente y no intentar vender un producto congelado como si fuera fresco, ya que es fácil que alguien con un paladar experto detecte la diferencia y el prestigio del local acabará por los suelos. Además, puede ser motivo de una reclamación que puede hacer mucho daño al negocio.

Y, por último, no usar congelados para productos como las patatas o las croquetas donde la diferencia siempre es notable y el ahorro no compensa. Unas patatas fritas frescas y unas croquetas hechas por los cocineros siempre ganan clientes.