La zamburiña es un molusco natural de las rías de Galicia, confundible a primera vista con la vieira, aunque de sabor y dimensiones muy distintos. Su semejanza radica en que ambos poseen dos valvas laterales, siendo moluscos bivalvos de la familia Pectinidae.
Las zamburiñas congeladas o frescas reciben una intensa demanda a nivel nacional e internacional, siendo un bocado fino, tierno y marino que poco tiene que envidiar a otros productos gallegos del mar. El aspecto de una zamburiña de un violáceo oscuro en su exterior, con una parte carnosa y blanca en el interior y secciones en color rojo.
Respecto a las propiedades de las zamburiñas, constituyen un alimento rico en proteínas y minerales. Gracias a la casi ausencia de carbohidratos y grasas, estos moluscos son un alimento recomendado para runners, atletas y deportistas en general.
Además, un plato de zamburiñas supone un aporte ingente de hierro, útil para prevenir la aparición de anemia y otras enfermedades similares. Igualmente, su alto contenido en fósforo y de calcio lo convierte en un alimento esencial para el fortalecimiento del sistema óseo y de la salud dental. Por consiguiente, las zamburiñas son una delicia gastronómica de gran valor nutricional y de recomendado consumo como parte de una dieta sana y equilibrada.
Es importante no confundir la zamburiña ‘convencional’ con la pescada con medios artesanales en Galicia. Esta última, denominada zamburiña negra, se explota por medio de barcos con rastro remolcado, y sus especies están reguladas por el Decreto 15/2011, sobre «las artes, aparejos, útiles, equipos y técnicas permitidos para la extracción profesional de los recursos marinos vivos en aguas de competencia». De igual modo, la zamburiña guarda ciertas similitudes con la volandeira, menos aprovechada en el ámbito culinario.
Así pues, la zamburiña es una demostración más de la extraordinaria variedad y riqueza de los moluscos y bocados marineros de Galicia. Los gourmets más exigentes no deben abandonar la costa gallega sin degustar este manjar.