Para conocer un poco más sobre cuáles son en el cancer cervical sintomas más frecuentes antes debemos de definir qué es este tipo de cáncer. El cáncer cervical afecta a la zona del cérvix, conocido también como cuello del útero.

Normalmente, el cáncer de cérvix no produce síntomas en sus inicios aunque en algunas mujeres pueden experimentarse reglas más abundantes, sangrados entre las reglas o un flujo anormalmente abundante o con un color distinto. En estos casos hay que acudir al ginecólogo para que pueda hacer una revisión que comience por una exploración visual y que contenga un raspado de células para una citología.

Como hemos dicho, en muchos casos no hay ningún síntoma y por ese motivo es tan importante que las mujeres se realicen anualmente una revisión que incluya una citología. De esta manera podrá detectarse el cáncer en sus primeros momentos y así tomar medidas para poder eliminarlo por completo.

Una vez que el cáncer ya está avanzado lo normal es que se extienda por toda la zona del útero y por los órganos colindantes. Muchas mujeres sienten entonces fuertes dolores de espalda e incluso sufren rupturas de huesos. También pueden notar que se les hincha una pierna y que tienen fuertes dolores pélvicos, así como fatiga y en casos extremos filtración de heces por la vagina.

Entre las causas de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un cáncer cervical están las relaciones sexuales a edades muy tempranas, el tener una gran cantidad de parejas diferentes o mantener relaciones de riesgo o con personas que a su vez mantengan relaciones de riesgo. También pueden darse factores como el que la madre haya consumido determinados medicamentos durante el parto.

Cuando el cáncer de cérvix se detecta a tiempo la intervención puede ser muy sencilla ya que en algunos casos solo hay que congelar las células cancerígenas o aplicarles electricidad para que dejen de reproducirse. En estos casos la mujer podría incluso ser madre sin problemas más adelante.

Pero en los casos en los que no se ha detectado a tiempo puede ser posible que la paciente deba someterse a la extirpación del útero, del útero y de los ovarios e incluso a una evisceración completa de la zona pélvica que incluye la eliminación de la vejiga y del ano con todas las complicaciones que son fáciles de imaginar que ocurrirán en la vida de la mujer afectada.